MIEDO

 

La vida, si algo bueno tiene, como poco, es su aventura, su sorpresa, su pasión… y por su puesto su capacidad para regalar momentos únicos. También tiene sus riesgos. Pasamos de ver en color a diferenciar grises y salir re-trepando como podemos en situaciones no buscadas ni deseadas, pero muy vitales. En sí, lo que realmente importa es sobrevivir.
Sobrevivir para echar la mirada atrás, con perspectiva, y comprobar que… eso ya pasó. Qué el impulso vital te ha hecho más fuerte y sabio, y que tras la tormenta, la luz, aunque difusa, resulta bella y tranquilizadora.

Un océano oscuro, profundo y misterioso, tremendamente enorme!, donde sentirse diminuto es fácil. Ante él, el mínimo atisbo de claridad, de textura sólida a la que aferrarse, resulta indispensable.
No es la belleza deseada, pero ante el miedo, todo vale.
Ya estás fuera, a salvo y dejas… suavemente, que tu Luz irradie, porque vives, porque supiste ponerte a salvo y, en la oscuridad encontraste salida.
De ahí… Al infinito y más.

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