Damos tantas cosas por sentado… La suposición es, pienso, la maldición de la especie humana. Una mochila gratuita que cargamos inconscientemente y que puede llegar a ser grande y pesada. Cuando nos la ponemos? Quizás al empezar el colegio, distraídamente junto con la del cole, o al aprender a hablar… Quien sabe! Voy a intentar no suponer cuando ni porqué! Intentar ya es un paso… O no?
Pero claro, no es fácil, Y en esto del suponer, yo también supongo que suponemos cosas… Por ejemplo, muchas veces supongo que una gran parte de la humanidad da por hecho que los animales no piensan, no tienen comeduras de tarro, que solo son instinto… Mi suposición está basada en conversaciones, en lecturas y en observar los comportamientos de la gente… Al menos no me levanto suponiéndolo! (uno también debe ser caritativo con uno mismo y suavizar su autoriña para que no se haga tan cuesta arriba ir mejorando…).
A lo que iba, suponemos o suponen eso y, como decía en mi entrada anterior, cuando observo los animales en su estado natural, sin influencias ni libertades condicionales, me sorprenden porque intuyo, o percibo que en su mundo ellos también experimentan la duda, la disyuntiva, la necesidad de aislamiento, la ambición, en fin…
Los primates, quizás el mamífero más cercano evolutivamente al hombre, tiene una expresividad innata, y en mi «prejuicioso suponer» su conducta, es muy similar al lado «oscuro del hombre» (siempre pienso que los perros tienen lo mejor de las personas, esa honestidad, lealtad, bondad… y los pobres monos lo peor… ya sabéis, la mala leche, ladronzuelos hábiles…). Pero realmente, cuando estás frente a ellos, llegas a enamorarte de sus miradas color miel, de su carácter juguetón, de sus demostraciones de afecto… Sus broncas…! Eso ya es otra historia, pero también le dan a sus vidas un punto de actividad intensa. Seguro que la Madre Naturaleza sabe bien porque deber ser.
El caso es que, aunque ya en Kenya tuve la suerte de estar rato observando una colonia de baboons, en éste último viaje, también pude compartir ratos con más monitos adorables, que bañados en una luz dorada de amanecer sudafricano, despertaban al día con una vitalidad extraordinaria, puro signo de agradecimiento a la Vida y, fotografiándolos y mirándolos… esa luz se iba volviendo más blanca, mas intensa y lo que por sentimiento eran segundos, por tiempo eran muuuchos minutos.
The juggler
Mono Vervet (Chlorocebus pygerythrus).Kruger N.P. South Africa.
Pero… No siempre la alegría y el jolgorio se servía en «bandeja de oro» para todos los miembros de la comunidad. Me llamó especialmente la atención este muchacho que, lejos de alborotar la mañana con sus amigos, sintiendo la cálida tierra arenosa, o las jugosas ramas balancín, estaba allí, postrado en medio del duro y gris asfalto de una de las carreteras asfaltadas del Kruger.
«The hitchhiker»
Mono Vervet (Chlorocebus pygerythrus), Kruguer N.P. South Africa 2014.
Este solitario amigo no te mantenía la mirada como el resto del grupo, estaba ausente y ajeno a los click click de nuestras cámaras. Mi mente era la reina de las suposiciones… Inicialmente me pareció un inválido, al que habían dejado allí para que tomase el sol… Luego me reí interiormente porque no creo que eso se de, por muy organizados que estén dentro de su jerarquía familiar. Después pensé que problema tendría para esa ausencia tan marcada… Intentaría suicidarse y por eso estaba ahí en medio, carne de cañón para conductores despistados? -Por Dios!- Me dije!. No creo que haya indicios de suicidios en el mundo animal… Finalmente tenía una «suposición» ganadora!
Él quería hacer autostop!!!
Por qué no? Le fallaban los dedos, pero en South Africa es una costumbre muy arraigada entre sus habitantes, y quizás este precioso Vervet pensó, yo quiero evolucionar más…
Lo cierto es que no me hubiese importado llevarlo a pasear, pero hay que ser ético, hay que ser cuidadoso, y… NO HAY QUE SUPONER! Pero… Qué suponéis vosotros de Él?
Cada episodio era diferente al resto y el unico nexo de union entre ellos era un autoestopista que presentaba una historia inquietante a modo de introduccion de la historia que se iba desgranando en la siguiente media hora. Algunas de suspense, otras de terror y otras de pura fantasia.
Por ejemplo…