Este fin de semana, durante el festival de fotografía «BILBAO PHOTO EXPERIENCE» , pude vivir de nuevo mis experiencias en el continente que me cautivó aún antes de visitarlo y sentirlo mío. En el espacio que destiné a preguntas o comentarios me preguntaron que país o espacio era mi preferido. Difícil respuesta, que siempre va ligada, además , al interés por determinada fauna, o por el afán de conocer un nuevo horizonte. La sabana espléndida de Masai Mara está presente cada día de mi vida, ahí… Oculta en mi alma, dándole fuego para latir con ímpetu, pero toda Afrika es perfecta. Todo rincón contiene su luz especial, su sonido magnético, su aroma… Desde la blanca y tórrida Etosha, a la verde jungla malgache, todo el territorio es mi preferido…
Hoy revisando archivo de nuevo, tras remover mi alma preparando la charla sobre este controvertido continente, he descubierto tesoros que tenía aún por publicar. No se puede vivir sin conocer, sentir, sufrir y disfrutar Afrika… Cuna de la humanidad, reina del color, de la grandeza en todo el sentido de la palabra.
Esta vez no va de animales, esta vez es el espacio… La tierra que nos da vida, que nos acoge y recoge. Va de luz, la que nos guía o nos ciega… Eso ya según. Va de ritmo, del que te late, o del que te apremia. Va de sentimiento, del que brota de dentro cuando te sientes libre, incluso cuando sientes el miedo a esa sensación liberadora que apabulla.
«luces del Kgalagadi»
Kgalagadi T.P. South Africa